martes, 3 de noviembre de 2009

El último viaje de Jose Antonio



ARTÍCULO. La aventura de la historia nº 133

En una de las manifestaciones de duelo más multitudinarias del siglo, el féretro con el cadáver del fundador de la Falange fue trasladado a pie por sus seguidores desde Alicante hasta El Escorial. Aunque a Franco no le gustaba José Antonio, utilizó la ceremonia como fuente de legitimidad del nuevo orden tras la guerra.
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Hogueras alimentadas por pinos resinosos arden en los montes de Santa Bárbara y San Fernando la noche del 19 de noviembre de 1939. Un paisaje severo, casi fantasmagórico, envuelve a miles de falangistas que tratan de conciliar el sueño en una noche fría. Han llegado a Alicante en trenes especiales, autocares y camiones procedentes de toda la provincia y de otros puntos de España. Durante todo el día, desfiles marciales al son de tambores han recorrido las calles, repletas de banderas y estandartes con crespones; a primera hora de la tarde, los restos de José Antonio Primo de Rivera han sido exhumados en presencia de su hermano Miguel; falangistas de dos centurias de Alicante y Madrid han llevado el féretro en hombros hasta la Colegiata de San Nicolás. El ministro de Gobernación, Ramón Serrano Súñer, y miembros del Gobierno, de la Junta Política, del Consejo Nacional y autoridades locales se turnan en guardias de vela durante toda la noche. En la ciudad, último bastión republicano apenas meses antes, se respira una atmósfera que combina duelo y orgullo patriótico: se cumplen tres años del fusilamiento del fundador de la Falange, cuyos restos van a ser trasladados a pie hasta El Escorial.

Al día siguiente, se oficia una misa de réquiem al amanecer y el féretro es sacado a hombros. Fernando Olmeda describe con detalle el traslado del ataúd por toda la península en aquellos nueve días de noviembre de 1939, que Franco supo instrumentalizar a su favor. La obsesión por convertir en presentes a los ausentes será un elemento sobresaliente en el adoctrinamiento del recién nacido régimen totalitario.

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