sábado, 24 de octubre de 2009

¡¡Vaya lío, el Valle de los caídos!!

Nuestro amigo el investigador Miguel Puchol, uno de los más reputados especialistas en materia de bombardeos aéreos durante la Guerra Civil española, que ha realizado mucho trabajo de campo en la provincia de Alicante, nos trasladó esta leyenda urbana sobre José Antonio Primo de Rivera:

"En la ciudad de Alicante corre de boca en boca, desde los años 40, la historia de José Antonio y el negre Yoma. En el Alicante republicano vivía un negro norteamericano que perdió el barco de cuya tripulación formaba parte (o la abandonó, vaya usted a saber). Le llamaban el negre Yoma.

Fue mendigo bastantes años y andaba descalzo con las botas al hombro. Físicamente era corpulento y muy alto. Altanero, nunca recogía las limosnas que le tiraban al suelo y no se preocupó en aprender nuestro castellano. Andaba siempre con la chiquillería alrededor, y las madres, cuando llegaban los críos sucios a casa, les decían (y los alicantinos de "raiz" aun lo dicen): "portes mes merda que el negre Yoma" o "vas negre com el Yoma".

El alcohol fue mermando su salud y en el otoño del 36, en la segunda mitad del mes de noviembre, murió una noche de frío de una neumonía en un portal. Sus huesos fueron a dar a una fosa común como indigente. Por aquellos días fusilaban a Jose Antonio Primo de Rivera en la cárcel de Alicante, junto a varios falangistas.
.


Acabaron en la misma fosa común en que había sido enterrado el cadáver de Yoma. Al final de la guerra y con la entrada de los franquistas en la ciudad, fueron exhumados los restos del fundador de la Falange, faena que llevaron a cabo los enterradores municipales, que aún eran los mismos del 36. Al empezar a salir los cuerpos, los falangistas que vigilaban las tareas, se empeñaron en que los restos más grandes tenían que ser los de Jose Antonio. Los enterradores insistieron en que no, que ese era el negre Yoma, pero claro, cualquiera les discutía a aquellos tipos del pistolón y la camisa azul. De manera que los falangistas, al final, se llevaron al negre Yoma y este tuvo, una vez muerto y desenterrado, los honores que ni tuvo ni pudo haber imaginado en vida.
.
Fue llevado en hombros desde Alicante hasta El Escorial con escolta de correajes y a la luz de las antorchas o del sol que volvía a no ponerse en el Imperio. Y, más tarde, lo trasladaron a una cripta faraónica en Cuelgamuros. Allí está el fulano, haciendole compañía a Franco".

.
.

No hay comentarios: